Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Pozuelo de Alarcón)
Advocación a la Virgen del Carmen
Origen de la devoción y el Monte Carmelo
En la Biblia encontramos diferentes pasajes que nos hablan del Monte Carmelo,
considerado siempre bello, incluso sirvió como piropo en el Cantar
de los Cantares: "Tu cabeza es como el Carmelo, de púrpura tu
melena ... " (Cantar 7, 6-7) Como puedes ver, el autor del Cantar de
los Cantares compara la melena de aquella chica que le dedica el piropo
con el Carmelo, ya que en toda esta montaña abunda la vegetación.
Precisamente allí, hay el santuario que dio origen a esta devoción:
el Santuario de la Virgen del Carmelo (o del Carmen). ¿Pero cuáles
fueron sus inicios?
Una de la citas bíblicas importantes es la que encontramos en
el capítulo 18 del Primer Libro de los Reyes de la Biblia. Allí
se nos dice que las gentes de aquellas tierras de Haifa adoraban en
su amplia mayoría al dios pagano Baal. El profeta Elías,
que predicaba los mensajes del Señor, sin recibir demasiadas
respuestas de los habitantes, les propuso que organizaran conjuntamente
un sacrificio a la ladera del Monte Carmelo, cada uno rogando a su respectivo
Dios, para invocar la lluvia, ya que habían estado 3 años
de sequía. En primer lugar lo hicieron los partidarios de Baal,
sacrificando un novillo en medio de oraciones, pero no obtuvieron respuesta.
Inmediatamente Elías y sus pequeños seguidores cogieron
otro novillo y al cabo de pocos instantes cayó fuego sobre el
altar y sonaron grandes truenos. Elías invitó a uno de
sus seguidores para que subiera a la cima de la montaña y desde
allí éste le dijo: "Una nube pequeña como la palma
de la mano de un hombre sube del mar" De pronto, el cielo se oscureció
con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Cabe decir que
algunos religiosos carmelitas y escritores del siglo XIV vieron en la
mencionada nubecilla la presencia de la Virgen, pero ... esto no deja
ser una bella leyenda devocional sin fundamento, ya que faltaban unos
900 años para que María naciera. A pesar de ello, si que
nos sirve la simpática "nubecilla" para ver en ella, un símbolo
de la Virgen María, una auténtica nube que nos sacia en
los momentos que más necesitamos. También en este texto
simbolizamos a María que nos hizo llover al mismísimo
Jesucristo, por eso, la liturgia de las Horas de la fiesta del Carmen,
empieza con esta invocación: "Al Señor de la gloria, admirable
en la nube del Carmelo, venid adorémosle".
El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron
culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo
Eliseo, pero existían también diferentes personas que
se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida
eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad
fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV,
por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de
alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose
en el valle llamado Wadi-es-Siah. A mediados del siglo XII, un grupo
de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que
venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que
sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María.
Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María
del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva
forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación,
respondía a una imagen en especial. Quisieron vivir bajo los
aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos:
maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación.
Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración
y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción
a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación:
Nuestra Señora del Carmen.